Hace mas de 40 años que elaboro objetos inútiles, sin una función evidente.
Con este texto aporto información para contribuir en el acercamiento a mi obra, quizás simples obviedades innecesarias, no lo sé. Proporciono algunas claves de mi proceso de creación y sutiles pistas sobre las motivaciones. Justificarlo es complejo, delicado y en cierta medida absurdo.
Mi vida permite contextualizar el trabajo y quizás es una información significativa para su interpretación, dejando la puerta abierta a cualquier posible lectura.
Entiendo mi trabajo como una mirada personal, humanista y critica a los debates sociales contemporáneos: ecología, medios de comunicación, trabajo y consumo, patriarcado y poder… También preguntas existenciales como la vida y la muerte, el sexo y el amor, …
La ceremonia creativa está guiada por mi memoria, consciente e inconsciente se aúnan. Sentimientos, emociones, recuerdos, ideas, ética, y política se entremezclan. También el azar tiene un lugar.
Cada pensamiento incita un debate, este conlleva a un posicionamiento, una decisión, cada decisión provoca un acto y cada acto un suceso que renueva mi perspectiva. La intencionalidad abstracta de mis decisiones es apasionante, sorprendente y sincera. Buscar, observar, mezclar, saborear, decidir, transformar, construir, … son acciones presentes en el proceso. Exploro lo que no conozco, indago lo que no sé. Pongo en duda lo evidente y surge lo sutil.
Suelo estar atento, rastreando, seleccionando y recolectando materiales. Aparecen en cualquier lugar, llegan de diferentes maneras y captan mi atención. Los motivos son complejos e imposibles de racionalizar. Todo puede servir pero no todo sirve. Tierras, alambres, latas, maderas, embalajes, tejidos, papeles, objetos, … La selección conforman mi almacén de materiales, mis ingredientes.
Utilizar elementos cotidianos y técnicas poco complejas refuerza el concepto de necesidad de expresar. Nada puede impedir la comunicación y nada debe distraer o distorsionar. Variar de materiales hace que no me acomode en mis destrezas, me obliga a investigar y arriesgar, un trabajo arduo y apasionante con algunos descubrimientos fascinantes. Ese conjunto de habilidades, que podríamos definir como oficio, o quizás experiencia, evolucionan, mi lenguaje se amplia y aparecen nuevos estímulos para continuar produciendo.
Una vez concluido el ritual, la obra existe. Se independiza, interviene y transforma el espacio. Genera una estética y se expresa por sí sola.
La intención es lograr algo en ese sentido, mi particular forma de comunicación, “La magia del Arte”.
Jose Davila, Dic. 2021